NADAR CONTRA CORRIENTE, la gran tentación.

Lo más normal es que cuando comienzas a plantearte el diseño de tu jardín te den ganas de poner justamente lo contraorio de lo que debereías. Con esta actitud intentas diferenciarte de los demás plasmando tu elevado sentido de la estética al elegir unas especies que nadie de la zona tiene en sus jardines. Nos vamos al vivero más cercano y compramos camelias, rododendros, hortensias, azaleas, una orquídea que otra (pero siempre la más rara)…. Y en nuestra mente se nos dibuja nuestro futuro jardín lleno de flores rojas y naranja-atigradas. Igual que en Wisteria Lane de Mujeres desesperadas (¿sabías que wisteria es el nombre científico de la glicinia?) o como en la foto que algunas plantas traen adjuntadas. Parece como si los fotógrafos de jardinería hubiesen conocido el photoshop mucho antes que otros.
Desengáñate. En tu jardín, las plantas se darán casi lo mismo que se le dan a tu vecino en el suyo. Date una vuelta por el vecindario. Toma nota de las especies que ellos cultivan. Visita el patio de una señora anciana de la zona. Mira los parques de los alrededores. Y en esta toma de datos presta mayor atención a las plantas más viejas ya que éstas son las que más situaciones extremas han resistido. Y por último, consiéntete algún caprichito cuando vayas al vivero e inténtalo con alguna rareza botánica (no vayan a pensar que eres un tipo vulgarote). Pudiera ser que acertaras (últimamente se ven cycas revolutas por los jardines de la zona y parece que se adaptan bastante bien, aunque no veo ninguna que tenga muchos años).
No compres cada temporada mil macetitas de petunias en flor. Durarán bonitas las dos primeras semanas, luego comienzan a verse feas y mueren , además, tu jardín no es una bandeja de ikebana. En tu jardín las plantas deben vivir, no morir.

Ten mesura cuando comiences a usar plantas que provocan alergias, últimamente abusamos de los cipreses y arizónicas para hacer setos y con ello estamos envenenando nuestras casas y haciéndolas inhabitables. Piensa también en tus vecinos.

Tu jardín no tiene por qué ser un muestrario de especies botánicas, un jardín muy uniforme puede dar serenidad al espíritu.

Y por encima de todo, disfrútalo. Si nadas a favor de la corriente, llegarás más lejos.